martes, 8 de noviembre de 2011

CAPITULO XVIII

Ella se levanta y le da la mano para que la siga a la habitación. Allí continúa besándola como si de ello dependiera su vida. Ella intenta desabrocharle la camisa y el se lo impide diciéndole.
-Esta vez déjamelo hacerlo a mi. Tenemos todo el tiempo. Como Paula iba a protestar él la callo con un beso, que comenzó en sus labios y recorrió sus mejillas su cuello, mientras sus manos recorrían su espalda hasta sus glúteos.
Se tomó su tiempo para desnudarla quería que queden grabados en su retina la imagen de su cuerpo perfecto.
Ella no aguanto más e hizo lo suyo le desprendió uno a uno los botones de la camisa, cuando llegó al pantalón, pudo sentir la potencia de su pasión.
Se entregaron al amor más puro y limpio, el de dos personas que se aman sin tapujos y libremente.
Pedro cumplió totalmente lo que dijo, la amó despacio colmando cada parte de su cuerpo; no dejó un solo lugar sin llenarlo. Paula no se quedó atrás acompañó cada movimiento cada embiste con la misma pasión, llegando juntos al momento culmine de su amor puro y tan deseado.
Extasiados de pasión quedan uno en brazo del otro, hasta que cada espasmo deje de lugar a una sensación de saciedad absoluta.
Paula estaba dormida y Pedro la observaba, estaba hermosa, su respiración profunda hablaba de una paz, que Pedro la amó más aún.
Con los movimientos de la cama Paula se despertó.
-Que haces? Pregunto.
-Me voy.
-No, quiero que te quedes.
-en serio, Queres que me quede?
-Si y estoy muy segura de lo que quiero y lo que quiero es que te quedes conmigo para siempre.
Y estirando sus brazos envolvieron el cuello de Pedro y lo llevó a su lado nuevamente.
La mañana los encontró abrazados, los rastros del amor y la pasión vividos la noche anterior se notaban en el brillo de sus ojos.
Paula se despertó primero y miro el rostro de Pedro su respiración pausada hablaba de un sueño muy profundo. No se aguantó y comenzó a delinear sus cejas, su nariz, la barba crecida, hasta que llego a sus labios, que para su sorpresa él se lo mordió.
-jajajaja pensé que estabas dormido.
-Estaba hasta que una reina comenzó a tocarme.
-Bueno rey, desayunamos?
-Si, robaste toda mi energía.
Feliz como nunca lo había estado en su vida Paula se levantó y corrió al baño. Y Pedro se dijo
-Un ratito más, se dio vuelta y con una sonrisa en los labios siguió durmiendo.

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