miércoles, 14 de diciembre de 2011

CAPITULO LXIV

El hecho que Pedro se mueva tanto en la cama despierta a Paula sobresaltada; él esta sentado en la cama con la cabeza hacia abajo. Ella se sienta y le toca la espalda nuevamente estaba ardiendo de fiebre.
-Gordo de nuevo con fiebre.
-Me duele todo y mi cabeza me pesa.
-Acostate que voy a cargar la bañera, no podes tomas otro analgésico porque todavía no es hora.
Se levanta va al baño, llena la bañera, le pone aceites aromáticas y relajantes. Regresa a la habitación, ayuda a levantarse y lo acompaña.
-Que enfermera más sexi me todo.
-Dale, entra a la bañera nene.
-Puedo darte la palmadita como hacen todos los enfermos??
-jajajaja se nota que estas delirando.
Una vez sentado dentro de la bañera ella con una esponja suave lo frega para que se relaje, lo llena de espumas el cierra los ojos y se entrega a las delicadas manos de su novia.
Después de un rato, él la mira y le dice:
-Tengo frío.
-Bueno los efectos de la fiebre…
-No la bañera es muy grande y estoy solo.
-Bueno pero yo estoy enferma.
-Pero podes venir a relajar te conmigo. Y cierra nuevamente los ojos.
Ella se para se saca el enterito y le dice:
-Correte y haceme lugar.
-Preciosa.
Él se corrió y ella totalmente desnuda se abrazó a él sonriéndole y acercando sus labios para que el la bese. Un rato después el le pregunta.
-No tenes miedo a contagiarte???
-No porque no me pierdo estar así con vos.
-Te dije que te amo hoy.
-No.
-Te amo, mi amor. Quedaron los dos abrazados, ella la enfermera mimosa y él su enfermo galán.

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