sábado, 7 de enero de 2012

CAPITULO 88

Partieron a la casa de Gonza primero para dejar a Moro y luego siguieron hacia el consultorio ginecológico, ella está nerviosa y él la tranquiliza apretando su mano suavemente.
-Estamos juntos en esta.
-Sí gordo lo sé, pero igual estoy nerviosa por lo que no puedan decir.
Entran al consultorio tomados de la mano. Para Pedro esto es nuevo siente una emoción tan grande de poder vivir esto con ella, sabe que será la mejor madre de todas, que la ama como nunca amo a nadie pero sabe que deberían haber esperado un poco más.
Paula aprieta la mano de él para infundirse un poco de su tranquilidad, la pregunta es ¿y si está embarazada, cuál será su reacción? Lo ama con toda su alma y un hijo sería lo más hermoso que le puede pasar, hubiera querido casarse antes, vivir junto a él solos más tiempo, disfrutarse, compartir más, pero si está es el fruto del amor sin ninguna duda.
Luego de los exámenes pertinentes que tuvieron que aguardar unas horas porque Paula había desayunado.
-No me digas que no sabías que debías venir en ayunas.
-Hay claro que lo sabía pero pensé que no me iban hacer los estudios hoy.
-Te das cuenta de la cantidad de tiempo que vamos a estar acá?
-Bueno nene si no querés esperarme te podes ir.
-No me digas lo que debo hacer.
-No te digo lo que tenés que hacer pero si no queres esperar yo me puedo quedar sola.
-Porque siempre tenemos que discutir?
-Yo no discuto.
Pedro se levanta y sale de la sala de espera y Paula se sienta con las manos cruzadas al frente, demostrando su enojo y también su frustración. Cierra los ojos y Piensa:
-“porque me dice que quiere acompañarme si a la primera de cambio me deja porque está cansado de esperar, son todos iguales”, un aroma a café la despierta de sus pensamientos, es Pedro con un vaso de café.
Él se sienta, le pasa un brazo por los hombros y la besa en la frente. Ella siente el aroma a tabaco mezclado con el café, estuvo fumando.
-Dónde estabas?
-En el patio interno fumando, pensaste que me fui.
Ella no contesta entonces la mira y ve sus ojos llenos de lágrimas.
-Te amo mi tonti caprichosa.
-Te amo.
Pedro deja el vaso de café y la besa. Así estaba cuando sale la enfermera y pronuncia su nombre.

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